Trataba de escribir un poema de amor, de amor a una mujer, de hecho a la mujer como Musa, ni siquiera lo hacía por sentimiento a una en particular, aún cuando amo y me gusta tanto mi Esposa; sino como oficio, o más bien por el gusto de escribir.
Entonces escuché cantando a mi hijo algo dedicado al amor, hizo que me diera cuenta que estaba él allí, muy cerca de mí, tuve que recordar que provenía de mí, y él me hizo acordarme de mis otros seres queridos.
Me di entonces cuenta que en amores no es el más grande precisamente el que se le profesa a una mujer, o más bien, no necesariamente; el amor que se le tiene a cada uno de ellos es el más grande amor que jamás uno haya sentido, pero todos entre sí diferentes, no se pueden equiparar, tal vez haya momentos de la vida en que a alguno se le conceda prioridad de acuerdo a circunstancias, o por egoísmo, o por mala memoria o por
¿Puede usted acaso decir que quiere más a su Esposa que a su Padre?
¿A su Hijo que a su Madre?
¿A un Amigo que a su Tío?
¿A su Mentor que a su Abuelo?
¿A su Prima que a su Madrina?
Bueno, es probable que algunas personas puedan, yo no puedo, yo mejor prefiero decir que a todos los quiero más que a nadie, para mí eso es lo cierto.