Yo creo en cosas que la gente ya ha olvidado o que nunca ha tenido la oportunidad de observar, por ejemplo creo en el Señor Árbol, es un ser maravilloso que da albergue a una cantidad increíble de criaturas de el Reino Animal y del Reino Vegetal mientras que toma sus nutrientes del Reino Mineral.

El utiliza al viento para contarte de las historias que ha atestiguado, cuando el viento corre lento te cuenta aquellas historias tiernas y delicadas y cuando el viento corre despavorido te cuenta las historias que causan sobresalto.

A propósito de el viento, yo a él lo conozco como El Señor Don Viento, el Don se lo merece por su poderío, él es quien azuza a las olas para que azoten los acantilados, es el que invita al Mar a que le gane terreno a la Tierra, y es también quien abrió las puertas de los cielos a la humanidad cuando le dio la posibilidad de Volar de su mano.

Una de las tareas que el viento lleva al cabo casi con desparpajo es el de dirigir a todas aquellas semillas que mediante la dispersión  aérea buscan su destino.

En el mismo rango está la Madre Naturaleza, ella ha sido deificada en muchas culturas, por ejemplo yo la ubico con los Aztecas con el nombre de Coatlicue, quien era la Diosa de la Vida y de la muerte, era la madre de todo y de todos; incluso de los Dioses.

Pero en el sentido poético era la madre dedicada a dar vida a sus vástagos y quien los acogía cuando su tiempo terminaba.

Bueno sería dejar todos de ser tan fríos y metalizados y buscar en nuestro entorno pequeñas cosas que pueden mantenernos maravillados y agradecidos de la Vida.