Existe una leve probabilidad, de que entre aquellos que me han favorecido con leer mis artículos, recuerden de que he ensalzado y con toda justicia; el carácter de las mujeres de mi familia.
Y si no es así, no hay problema alguno, se los voy a comentar otra vez……
Voy a comenzar con mis nietas que a cual más de ellas, son encantadoras en su manera de comportarse y además bonitas.
Todas son inteligentes, chiqueonas, cariñosas, voluntariosas, manipuladoras, dulces, enojonas, y coquetas. Todavía no sabemos más porque la mayor tiene apenas 5 años y la menor solo 2.
Pero si hablamos de mi hija y mi sobrinas, ellas todas tienen la características de mis nietas pero además son independientes, emprendedoras, autosuficientes, luchadoras, buenas madres, buenas parejas, trabajadoras, fuertes de carácter, valientes, responsables y buenas hijas y buenas comerciantes.
Si es mi hermana de quien hablo, ella tenía todas las gracias de mi hija, de mis sobrinas y de mis nietas, pero además era alguien que se preocupaba y se ocupaba de todos aquellos a los que quería, abrió senderos, derribó muros, rompió cadenas y tenía carácter como para acabar pelear a puño cerrado para defender a un miembro de la familia tratando de defenderla se liaba a golpes con un sujeto y que parecía que iba a ser derrotado por esa sabandija.
Y para hacer bien las cuentas, falta mencionar a mi Mamá, ella sí que tenía todo lo que hacía falta para ser una Reina, o una 1er. Ministro, una Presidenta; ¡ah pero que gran carácter! Mi Papá siempre lo supo y siempre fue un caballero con ella, siempre la adoró, siempre le quiso; estuvo enamorado de ella hasta que se marchó.
Y para cerrar con broche de oro, mi abuelita Aurea, cuando estaba contenta tenía un carácter angelical y yo la admiro, no sé como pero sin ayuda extraña sacó adelante a sus hijos cuándo enviudo, sí con deficiencias, sin tener preparación, ya sea vendiendo rebosos, curando personas con sus manos. No sé ni como se le ocurrió pero así de gentes la buscaban y ¡se iban curados!
Era alegre, yo bailaba con ella siempre en las fiestas, era regañona y yo era travieso, un día me gritó para que le abriera la puerta porque quería castigarme, y yo me brinqué la barda de mi casa y la siguiente vez que me vio ya se le había pasado el coraje.
Pues por mi sangre corre sangre de ellas……y de que haya llegado esa sangre a mis descendientes; yo soy el responsable.
¡En esta foto estoy con mi abuelita!