mano negra, Carlos Silva

Me parece que ya alcanzo a distinguir a la distancia el fin del camino, que aunque sinuoso; el viaje casi llegó a un feliz término.

Desde aquí adivino el clima que va a imperar cuando llegue allí por fin, tal vez habrá una tormenta; o al menos una leve llovizna.

No me desagrada completamente la idea de que pronto acabe el viaje, hubo momentos buenos y otros realmente lamentables.

Después de todo uno se llega a cansar cuando no viaja en primera clase, hay privaciones, incomodidades y a veces hay desanimo.

Aunque debo decir que disfruté de una compañía maravillosa a mi lado, la más hermosa mujer que tuve oportunidad de tratar.

De no haber sido por ella hubiera puesto más atención a las cosas menos buenas del camino; lo que ella hizo fue; que me enamoró.

¡Oh! Pero que placer fue el privilegio de percibir el aroma de su perfume, que maravilloso verme dentro de sus ojos de color café.

Y con ella disfrutar de los platillos mas deliciosos y los exquisitos bocadillos del amor, fue mi privilegio; y mi honor el hacerla madre.

Escuchar su voz llena de ternura y de inocencia mezclada con travesura, me hizo madurar, poco a poco, con bastante dificultad.

Pero lo hice, logré limar muchos de la cantidad de defectos con los que cargaba, están allí latentes pero; al menos ya no hacen daño.

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Le agradezco a Emilio Daniel Silva Segura, por permitirme usar su dibujo de mi retrato a lápiz.

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