Hoy venía yo manejando de regreso a la casa y me llamó la atención un hombre vestido con harapos, con huellas en su físico que podrían ser a consecuencia de caídas, o tal vez golpes recibidos sin merecerlos, o posiblemente alguien creyó que se los había ganado y muy amablemente; se los propinó. Ciertamente su apariencia no era la del perfil que tiene la gente, de una persona bien educada, de buena cuna, pacifica; que les inspire confianza.
Estoy hablando de alguien que mientras observaba arribando al crucero a una patrulla de la Ciudad de Los Ángeles, un camión de Bomberos, y una ambulancia de primeros auxilios, pareciera que estaba festejando el hecho de que iban a auxiliar a alguien, y les saludaba sonriendo y agitando su mano mientras estaba parado precisamente en el espacio que se había formado para que pasaran esos vehículos, en otras palabras; estorbando.
Después de todo acostumbramos muchos de nosotros a juzgar a nuestro prójimo, tal como lo hago ahora, con mucha rigidez y generalmente a la ligera, y aún cuando es cierto que hay gente mala deambulando por allí, también hay gente enferma, o dañada, bien sea por un problema congénito o por un producto químico, o tal vez por el abuso del que haya sido víctima y que le propinara una persona “decente” o “de respeto.
Fue cuándo observe a un joven bien vestido, con corte de cabello con líneas de Salón de Estilista, miraba al desamparado como con sorna, o como gozando de una diversión, o como con sonrisa de idiota, créanme que me dio pena, ¡cuán fatuo!, ¡pobre individuo! Yo doy fe de que casi por regla uno obtiene lo que le corresponde; justamente por la manera en la que se comportó.
¡Qué grotesco!
¿No?
Strange trees,Good to hear from you ,hope you and the lady are doing fine.Jalal
Yes my friend, we are just find, what happen is that with «Carlitos’s Diner» I’ve barely don’t have for blogging no more.
But I still remember my friends, thank you!