Carlos Silva Guzman

¡Pues si!
Bien recuerdo que en mi casa cuando yo tenía aproximadamente 10 años vendíamos pozole, pancita (menudo), quesadillas y sopes.
¡Adivinen quien rasuraba la cabeza del puerco para el pozole, quien picaba la cebolla y desmoronaba el queso para los sopes, quien lavaba la pancita después de hervirla con cal para quitarle su muy característica fragancia, quien regaba la calle para que no se levantara el polvo, quien azuzaba el fuego del anafre con un aventador para mantener la charola lista para freír lo que fuera necesario!
Igualmente era yo quien atendía el puesto de Pepinos y Naranjas con chile y limón, era yo también el que despachaba en la mini tiendita en la que vendíamos refrescos, pan de dulce y blanco, frijol, chiles en vinagre, etc., etc.

¿Saben quien acompañaba a mi mamá, más que nada para ayudarle a cargar la bolsa de ropa, cuando vendíamos rebozos de hilo o artisela de Moroleón Guanajuato., playeras y blusas de acrilán, etc.?

Bueno todo eso entre otras cosas y ¿saben qué?
Con el tiempo abrí 2 Vinaterías, vendí joyería de oro y plata, me convertí en distribuidor de Mole Poblano y Queso Cotija en algunas cadenas de supermercados en California U.S.A., vendí en los tianguis abarrotes, ropa, juguetes, corsetería………

¡Y pensar que alguna vez renegué de a lo que fui inducido, y en realidad recibí una maravillosa capacitación para convertirme en un loco empresario soñador!
Y así abrimos ya hace casi 2 años “Carlitos’s Diner”